<p style="text-align: justify;">Por Marta Gómez Ferrals. Cierta vez que habló de ellos el escritor norteamericano Ernest Hemingway dijo que eran unas criaturas decididamente feas cuando se les miraba al detalle: patas largas en demasía, pecho esmirriado, alas delgaduchas y casi en esbozo; cuello estirado a más no poder. Es decir, todo un alarde de desproporción. Pero lo cierto es que, en conjunto, todos estos elementos, más su forma esbelta de caminar, el estilo de mover la cabeza para satisfacer su curiosidad, la manera de emprender vuelo.</p>