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El ex presidente cubano Fidel Castro dijo que el golpe de los militares hondureños es inconstitucional y sostuvo que el presidente de Honduras sigue siendo Manuel Zelaya, en una "reflexión" publicada hoy por el diario Granma.

Castro calificó la acción de los militares de "un error suicida" y aseguró que los golpistas, "acorralados y aislados", no tienen salvación posible si el problema es enfrentado con firmeza.

"En camisa de dormir hasta hace unas horas, Zelaya será reconocido por el mundo como el único Presidente Constitucional de Honduras", añadió, y recordó que hasta Estados Unidos repudió el golpe militar. Por otro lado, Castro hizo una dura crítica a la Organización de Estados Americanos (OEA).

"La prehistórica institución interamericana se había reunido al otro día en Washington, y en una apagada y tibia resolución prometió realizar las gestiones pertinentes de inmediato para buscar una armonía entre las partes en pugna", refirió.

"Es decir, una negociación entre los golpistas y el Presidente Constitucional de Honduras", puntualizó. Aseguró que los golpistas no necesitaban nada de la OEA , pues "les importó un bledo" la presencia de un gran número de observadores internacionales que viajaron a Honduras para dar fe de una consulta popular.

El secretario general del Partido Comunista de Cuba (PCC) narró con detalle la detención del mandatario hondureño y su traslado a Costa Rica.

Antes del amanecer del domingo, expuso, lanzaron alrededor de 200 soldados profesionales bien entrenados y armados contra la residencia del presidente, que apartando rudamente la escuadra de la Guardia de Honor secuestró a Zelaya, quien en ese momento dormía.

"Lo conducen a la base aérea, lo montan por la fuerza en un avión y lo transportan a un aeropuerto en Costa Rica.

El Presidente no pudo asistir al acto inicial de la consulta popular que tendría lugar este domingo. Se desconocía lo que habían hecho con él", indicó.

Señala que alrededor de las dos de la tarde del domingo, y en coordinación con los golpistas, una mayoría del Congreso depuso a Zelaya y designó un nuevo jefe de Estado.

"Minutos después, Zelaya, desde un aeropuerto en Costa Rica, informó todo lo ocurrido y desmintió categóricamente la noticia de su renuncia. Los conspiradores hicieron el ridículo ante el mundo", refirió.

Estimó que "hubo hechos de carácter netamente fascista, que no por esperados dejan de asombrar". Narró también con detalle cómo fue detenida la canciller Patricia Rodas, de quien dijo que después de Zelaya fue el objetivo fundamental de los golpistas.

Aseguró que el embajador de Cuba en Honduras junto con los de Venezuela y Nicaragua hicieron contacto con la canciller y la protegieron.

En un momento determinado, narró, les solicitó a los representantes diplomáticos de Venezuela, Nicaragua y Cuba reunirse con ella, que, ferozmente acosada, necesitaba protección diplomática. "Cuando estaban ya en su casa, el mando golpista envió al mayor Oceguera para arrestarla.

Ellos (los embajadores) se pusieron delante de la mujer y le dicen que está bajo protección diplomática, y sólo se puede mover en compañía de los embajadores", afirmó. De acuerdo con Castro, "Oceguera discute con ellos y lo hace de forma respetuosa. Minutos después penetran en la casa entre 12 o 15 hombres uniformados y encapuchados".

"Los tres embajadores se abrazan a Patricia; los enmascarados actúan de manera brutal y logran separar a los embajadores de Venezuela y Nicaragua", expuso.

El embajador cubano, añadió, "la toma tan fuertemente por uno de los brazos que los enmascarados los arrastran a los dos hasta una furgoneta; los conducen a la base aérea, donde logran separarlos, y se la llevan".

Aseguró que el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, se comunica con el embajador a su celular, pero en ese instante "un enmascarado trata de arrebatarle rudamente el teléfono; el embajador cubano, que ya había sido golpeado en casa de Patricia, le grita: ‘íNo me empujes!´".

"No recuerdo si la palabra que pronunció fuese alguna vez utilizada por Cervantes, pero sin duda el embajador cubano Juan Carlos Hernández enriqueció nuestro idioma", abundó.

Castro afirmó que el embajador fue dejado tirado en una carretera lejos de la misión y antes de abandonarlo le dijeron que si hablaba podía sucederle algo peor.

Castro reiteró que la acción de los militares es un suicidio y asegura que todo el mundo condenará su acción y reconocerá a Zelaya como el verdadero presidente de Honduras.

 

Fuente: El Financiero

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