La especie, conocida también como pez gato, se introdujo en Cuba en 1999 con el fin de criarla en estanques de agua dulce. Pero las copiosas lluvias que cayeron en 2001 y 2002 por los ciclones Michelle, Isidoro y Lili, provocaron su dispersión por todo el país. Desde entonces, mil historias alimentan su mala imagen.