Los Cocodrilos matanceros mordieron bien temprano. Y lo hicieron porque han demostrado como ningún otro equipo en esta campaña que saben venir de abajo, desde la profundidad del pizarrón, y liquidar a sus víctimas con todas sus armas, que no son pocas. Villa Clara, su verdugo de hace un año en la final, fue ahora la primera víctima en probar ese letal ataque, que le permitió primero acortar diferencias, y luego alegrar a su público con el éxito inicial en la postemporada.