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  • Publicado por: lena campos
  • 01 / 01 / 2013




El joven político español Angel Carromero regresó hoy a España, casi medio año después de viajar a Cuba, para cumplir en su país el resto de la condena de cuatro años de cárcel que le fue impuesta en la isla por el accidente de tráfico en el que murieron los disidentes Oswaldo Payá y Harold Cepero.

El dirigente de Nuevas Generaciones, las juventudes del conservador Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy, ingresó en una cárcel española, en Segovia. En pocos días podría obtener un tercer grado penitenciario por el que solo tendría que dormir en la prisión o incluso podría cumplir condena fuera, vigilado telemáticamente.

Carromero, de 27 años, aterrizó poco después del mediodía en el aeropuerto de Madrid. Llegó custodiado por cuatro agentes españoles de Interpol en un vuelo comercial procedente de La Habana.

Algo más de dos horas después ingresó en la cárcel de Segovia, a unos 90 kilómetros de la capital española, donde se sometió a un reconocimiento médico y a los análisis que marca la ley. Después recibió la visita de su madre, según medios españoles.

“Ángel Carromero no es un delincuente según la legislación española”, aseguró la ex presidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, líder del PP madrileño -al que pertenece el joven- y muy crítica con el gobierno de Cuba.

Aguirre se desplazó a Segovia con la intención de visitar a Carromero en la cárcel. “Es un día de alegría, satisfacción porque Ángel está en España, en una democracia”, dijo a las puertas de la prisión, donde expresó su confianza en que el joven obtenga pronto el tercer grado. “Por fin hemos conseguido que Ángel vuelva a España”, dijo.

El traslado de Carromero al país cumple con el acuerdo al que llegaron los gobiernos de Mariano Rajoy y Raúl Castro y que fue anunciado a mediados de diciembre.

Ese acuerdo se tomó en base al convenio bilateral sobre Ejecución de Sentencias Penales, que data de 1998 y que ha permitido también que junto a Carromero regrese otro preso español, Miguel Vives Cutillas, condenado en la isla a 18 años de cárcel por tráfico de drogas y quien llevaba encarcelado cuatro años.

Carromero conducía el automóvil en el que el 22 de julio, en un accidente de tráfico, murieron Payá y Cepero. El español y el político sueco Jens Aron Modig, que también iba en el vehículo, salieron ilesos. Un tribunal de la ciudad de Bayamo, cerca del lugar en el que se produjo el siniestro, condenó en octubre a Carromero a cuatro años de cárcel por homicidio por “conducta imprudente”.

Cumplía condena en el centro de detenciones conocido como “100 y Aldabó”, un lugar que depende del Ministerio del Interior cubano y está ubicado en las afueras de La Habana.

La Junta de Tratamiento de la cárcel de Segovia, en la que ingresó hoy, será la que decida ahora si le concede un régimen abierto para la purga de su condena. El trámite suele durar unos días, con un plazo máximo de dos meses. Entre los aspectos que se evalúan para tomar la decisión está el delito cometido, la conducta del reo, el arraigo familiar y el hecho de tener o no un empleo.

La Audiencia Nacional española tiene que determinar ahora cuál es la pena que tiene pendiente de cumplir, después de los meses que ha estado en prisión en Cuba.

El abogado de Carromero, en declaraciones a medios españoles, no descartó que el político del PP pueda incluso ser indultado, si bien esa medida tendría que tomarla el gobierno de Rajoy tras una petición expresa.

El caso de Carromero causó durante meses una crisis latente entre La Habana y Madrid, que en todo momento llevaron con máxima discreción las negociaciones. El gobierno de Rajoy -muy crítico con Cuba cuando estaba en la oposición- evitó en todo momento emitir cualquier opinión negativa sobre las autoridades cubanas.

El caso fue muy delicado para España. El joven político de la formación de Rajoy entró en Cuba con visado de turista y, pese ello, realizó actividades políticas -contactó con la disidencia y la oposición- que la legislación cubana le impedía hacer. Carromero, sin embargo, fue juzgado solo por el accidente.

El político sueco Modig, que pudo salir de Cuba poco después del accidente, admitió antes de dejar La Habana que había llevado consigo dinero a Cuba para la oposición anticastrista.

La muerte de Payá, uno de los disidentes cubanos más conocidos de la última década, causó gran revuelo a nivel internacional. Sectores de la oposición interna cubana y la familia de Payá pusieron en duda la versión oficial del accidente y acusaron al régimen castrista de la muerte del opositor.

Fuente: Havana Times.org

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