Cuba Headlines en Español

Noticias de Cuba, Noticias de Última Hora en Cuba y el Mundo.



El cantautor cubano Silvio Rodríguez logró un clima de intimidad en el Estadio Centenario digno de un teatro. El 29 de noviembre fue su aniversario número 66 y lo celebró repasando los clásicos de su carrera y lo mejor de Segunda cita.
 
De cara a la Tribuna Olímpica del Estadio Centenario, Silvio Rodríguez cantó durante dos horas y media, para un público que estuvo a la altura y que además de colmar las gradas de cemento, lo escuchó con atención imperturbable.
 
El cubano tuvo todo a su favor, menos el viento. Al frío le hizo frente con una gorra roja, una bufanda de lana y un repertorio de clásicos que terminó por entibiar la noche.
 
El concierto -que abrió Diego Kuropatwa de forma muy digna- se realizó en la antesala de la declaración de Montevideo como Capital Iberoamericana de la Cultura. Pero hubo otro ingrediente extra: ese día el cantautor cumplía 66 años, con la barba crecida, el bigote cano, la voz dulcísima y una vigencia envidiable. Sin embargo artista y público se desencontraron en ese punto, porque él no agradeció ni un solo "¡feliz cumpleaños!" que le llegó desde la muchedumbre. En cambio, el creador de Rabo de nube, correspondió a todo lo demás. Movió los hilos sensibles de los espectadores hasta lograr un clima de intimidad digno de un teatro. Por eso las más de 15 mil personas permanecieron sentadas, favorecidas por las excelentes condiciones que ofrece el Centenario para shows de estas características.
 
La calidad del sonido permitió el lucimiento de la banda que secundó al artista, en la que tiene gran protagonismo la flautista y clarinetista Niurka González, quien además es su esposa. Fueron muy aplaudidos los solos de Rachid López, César Bacaró, Maikel Elizarde y Oliver Valdez, a cargo de guitarras, bajo, tres cubano y percusión, respectivamente.
 
Los arreglos musicales concebidos casi con minuciosidad artesanal, parecían elevar aun más la profunda concentración del cantautor que al inicio explicó que había preparado un repertorio especial para esa noche. "¡Qué bueno estar de nuevo tan rápido!, prometemos no aburrirlos, por eso procuramos algo diferente". A esas palabras siguieron títulos clásicos como Mujeres, La gota de rocío, Sueño con serpientes, Ojalá, Me acosa el carapálida, Quién fuera, Ángel para un final y otros extraídos de Segunda cita, como Carta a Violeta Parra, Toma y San Petersburgo. Esta última, según contó, la escribió tiempo después de conocer de forma azarosa a Gabriel García Márquez durante un vuelo rumbo a México.
 
Otro gran mérito del cubano es no politizar el espectáculo más allá de lo que naturalmente expresa en sus letras y sin necesidad de elevar la voz. Con Daniel Viglietti conformó un dúo para interpretar Canción del elegido y al momento de presentar La era está pariendo un corazón, recordó que ese título fue incluido en el documental de Pino Solanas, La hora de los hornos.
 
También dedicó -igual que el año pasado en el Estadio Charrúa- Pequeña serenata diurna "a los cinco hermanos cubanos" que continúan encarcelados en Estados Unidos desde 1998.
 
Fuente: El País Digital

Noticias relacionadas

Comments