• Publicado por: lena campos
• • Música
• 11 / 24 / 2012

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Luis Felipe Gama, pianista, arreglista y compositor, y su inseparable Ana Luiza -más que una cantante un alma llena de voz o una voz llena de alma.
 
La Sala Teatro del Museo de Bellas Artes se vio colmada de personas con buen olfato o de aquellas conocidas que, al ser avisadas, creyeron en algún gesto, algo en el brillo de los ojos o en el tono de las palabras de quienes ya habíamos tenido noticia acerca del arte de estos dos seres enamorados de la música, de su música, y hermanados en el amor a la nuestra, gracias al canto noble y transparente de Haydée Milanés con quien habían emprendido recientemente, en Brasil, una prometedora aventura discográfica.
 
Luis Felipe Gama, pianista, arreglista y compositor, y su inseparable Ana Luiza -más que una cantante un alma llena de voz o una voz llena de alma– quisieron venir a hacer música junto a nosotros, para nosotros, rodeados de todo tipo de sensibilidades abiertas a su arte auténtico que, por esa misma naturaleza, no ha sido capaz de concesiones y, por esa misma razón, ha ganado prestigio y reconocimiento. Para quienes no estuvieron presentes en su primer concierto y para tantos que correrán a disfrutarlos de nuevo, existe la posibilidad de  encontrarse con ellos este jueves, 15 de noviembre, a las 8 de la noche en la Sala Che Guevara de la Casa de las Américas, en un concierto auspiciado por el Departamento de Música de esa institución.
 
Una definición verdaderamente útil y precisa como adelanto para introducir a estos artistas, aparece entre las muchas que la crítica internacional ha emitido cuando se afirma que “construyen su trabajo desde el punto de vista de que el fin del arte no es consumo, y que el público de toda forma de poesía no es un mero consumidor. Buscan juntos las máximas intensidades de la sensibilidad, en una constante tentativa de superar fronteras entre lo popular y lo sofisticado, entre canción y música instrumental, entre tantas otras matrices expresivas”.
 
Esto, llevado al plano de los sentidos y el corazón, se desmenuza, se reparte en claros matices y alucinantes invenciones del piano, en registros expresivos de la voz que nos hacen navegar quién sabe por  qué rumbos, tanto en la interpretación de aquellas piezas que tienen texto como en otras donde el diálogo que consiguen entretejer la voz y el piano, hace posible que nos entendamos en el idioma de los sonidos naturales, más allá del sentido que pueda desprenderse de la más atinada palabra.
 
El arte de Luis Felipe Gama y Ana Luiza, al  proclamar constantemente una voluntad absoluta de eliminar fronteras, hace que su hermanamiento con todo artista verdadero que acierte a acercárseles se vuelva cosa natural. Al carisma, la nobleza y el canto magnífico de Haydée Milanés  se han sumado el bajista Jorge Reyes, el baterista Enrique Plá y el joven percusionista Edgar Martínez, seducidos por el gusto de -valga la redundancia si la hay en esta afirmación-tocar a gusto. A poco menos de su primer concierto, ofrecido en el año 2003 en ese mismo sitio,  esta manifiesta “fusión de almas” a lo Ignacio y María Cervantes nos ofrece a una Haydée madura, crecida hacia los extremos más rotundos de un arte transparente en sus dúos con Ana Luiza así como en la co-autoría de algunas canciones con Luis Felipe.
 
Esto no es una propaganda ni una promoción; esta entrega de mis Palabras a quienes vienen a su encuentro los domingos en Cubadebate, es un aviso aderezado con la angustia de que tantas personas deseosas de buena música no sepan de qué se trata cuando, por cualquier otro medio, se anuncie el concierto de los músicos brasileros Luis Felipe Gama y Ana Luiza en la Sala Che Guevara de la Casa de las Américas, señalado para este jueves, 15 de noviembre a las 8 de la noche. Apuesto a que seremos muchos y que, cada uno de quienes reciban este regalo saldrán al fresquecito de la calle  cantando bajito de tanta felicidad o gesticulando aparatosamente, para intriga de los transeúntes que no se explicarán qué habrá pasado en la esquina de 3ª y G. Mejor que todo el mundo se entere.

Fuente: CubaDebate