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Otra noche de calor latino en Montreux gracias a la presencia del legendario pianista cubano Chucho Valdés acompañado de su formidable banda.

Tumbado cubano y ritmo vertiginoso en el Miles Davis Hall ante una audiencia mayoritariamente joven y entregada.

Con su boina puesta al revés y expresión hierática, el cubano dirigió con mano de hierro una agrupación en la que destacaron las trompetas de Julio Padrón y Elpidio Chapottin en medio de una ajustada sección de vientos de las que quitan el hipo al más pintado.

Alternando momentos de serenidad con un controlado desenfreno, Valdés revalidó su título como campeón del piano latino.

Entre otros muchos momentos especiales de la larga velada (terminada pasadas las dos de la madrugada) el cubano creo una auténtica conmoción al presentar a su hermana, la cantante Mayra Caridad Valdés, considerada por la revista especializada americana Latin Beat como 'la Ella Fitzgerald de Cuba'.

Antes del maestro del piano cubano fue el momento de otro coloso de las teclas. El histórico Mc Coy Tyner, compañero de aventuras musicales de John Coltrane en los años 60, presentó una propuesta anclada en la tradición y el mejor swing, acompañado por el celebrado guitarrista Bill Frisell.

Todos ellos presentados por otro 'telonero de lujo': el mago de las seis cuerdas John Scofield, colaborador habitual de Miles Davis. Juntos crearon uno de esos raros momentos en que el jazz más académico y canónico sienta sus reales en un festival donde (demasiado) a menudo esta música brilla por su ausencia.

Y mientras pasada la medianoche los cubanos arrasaban con sus descargas al respetable en el Miles Davis Hall, pocos metros más arriba el 'reverendo' Solomon Burke llenaba de baile el Auditorio Stravinski con su propuesta hecha de soul, gospel y funk.

Colofón caliente de una noche que comenzó con la elegancia de la estrella británica Marianne Faithfull recitando los Sonetos de Shakespeare para un puñado de privilegiados en el marco mágico del Castillo de Chillon.

Fuente: Swissinfo.ch

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