Cuba Headlines en Español

Noticias de Cuba, Noticias de Última Hora en Cuba y el Mundo.


Piloto del último Zar de Rusia, Alexander de Bernard Kourakine, falleció en La Habana en 1929
A la altura de Cacocum, en tierras orientales, había un hombre que a pleno sol, a pie de obra, construía la Carretera Central, pero, de pronto, un dolor terrible en el abdomen lo hizo doblarse, con las manos en el estómago, casi a punto de gritar. Sufría un ataque apendicular agudo.

Eso ocurría a finales de 1929. No era cubano, sino ruso, nacido en Moscú. Había venido en barco a Cuba con su esposa, huyendo de los campos de concentración franceses, y se estableció en una casa del Vedado.

En verdad pocos de quienes compartían los rudos trabajos de levantar la Carretera Central de Cuba conocían que se trataba de un militar del ejército del último Zar de Rusia, Nicolás II, piloto por más señas y, además, diplomático del gobierno zarista en Francia.

En ese país precisamente lo sorprendió el estallido de la Gran Revolución Socialista de Octubre y, para no caer en manos del gobierno francés, aliado del nuevo estado, tuvo que montarse en un barco y partir hacia otras tierras. Así llegó a Cuba y comenzó su historia de extranjero aquí.

Como era ingeniero civil, graduado en París, con el tiempo logró participar en la primera etapa de la construcción de la Carretera Central, obra que se inició en 1927.

Se llamaba Alexander de Bernard Kourakine, y era hijo de una princesa rusa. Fue piloto del Zar hasta que este fue derrocado por la Revolución de Octubre en 1917.

Tatiana de Bernard Heydrich, y su hermana Natalia, dos de las tres hijas que tuvo el piloto —nacidas en la capital de nuestro país, en la primera y segunda décadas del siglo XX— explicaron detalles de esta historia.

«Mi padre, Alexander de Bernard Kourakine, teniente de aviación de las tropas del Zar Nikolái Alejandrovich Románov, era hijo de la princesa rusa María Fiodorovna Kourakine y del marqués Eugenio de Bernard. Además de aviador, tenía un cargo importante en la embajada de Rusia en París, hasta el triunfo de la Revolución en su tierra», refiere Tatiana.

«Él —dice Natalia— estudiaba ingeniería y arquitectura en la Universidad de La Sorbona, en París. Había recibido la Cruz de San Vladimiro,una de las condecoraciones rusas más preciadas. Cuando triunfa la Revolución en 1917, Francia, aliada de Rusia, empezó a internar en campos de concentración a todos los rusos, considerándolos “traidores”.

«Nuestro padre —refiere Tatiana—,en 1917 conoció en París a mi madre, Hilda Heydrich Rouvier, y allí se casaron en octubre de ese año, dos veces el mismo día: por la Iglesia Ortodoxa Rusa, situada en la Rue Daru, a las 11 de la mañana; y a las 12 en el templo católico de Saint Ferdinando, en el aristocrático barrio de La Estrella.

 «En 1918 viajaron a Cuba, donde nací yo ese mismo año, en el Country Club, frente al Laguito; y mis hermanas Natalia, en 1923, e Hilda, en 1924, esta última ya fallecida».

Alexander, el piloto, quien padecía de gastritis crónica y tenía una úlcera estomacal, se sintió mal a mediados de diciembre de 1929, cuando laboraba en uno de los tramos de la Carretera Central, y tuvo que ser traído a La Habana para ser operado. Ya había aprendido bien el español. Murió de peritonitis, luego de estar ingresado unos días, el 31 de diciembre de 1929, en la Clínica de Martínez Fortún, en una época en que aún no existían los antibióticos.

«Cuando él muere yo era alumna del colegio Washington Seminary, en Atlanta, Georgia, evoca Tatiana. Tenemos entre los recuerdos materiales de mi padre, un escudo grabado, un ícono, fotos de sus padres, cuadritos pintados por él, un retrato que le hizo el pintor cubano Miguel Ángel Melero (1887-1925) y su uniforme de aviador ».

Alexander, el piloto, tuvo buenos amigos en Cuba. Le gustaba el clima de la Isla y se llevaba muy bien con los obreros y los campesinos cubanos.

Era un hombre culto, que hablaba varios idiomas. Recordaba su patria, claro está, pero le tomó cariño a la tierra cubana. En cierto sentido sus pasos de constructor aún se deben sentir en algunos tramos de la Carretera Central que ayudó a construir.


(Juventud Rebelde)

Noticias relacionadas

Comments