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Leon Ichaso presenta filme sobre exilio cubano
Con Azúcar Amargo en 1996, Ichaso recuperó el tema del exiliado cubano explorando la vida contemporánea en la isla y la creciente desilusión de la gente que había creído en los ideales de la revolución castrista.

Con Paraíso, que hoy hace su presentación mundial en el Festival Internacional de Cine de Miami, Ichaso lleva su trilogía a un cierre nada sentimentel que, inevitablemente, va a molestar a algunos miembros de la comunidad exiliada de Miami.

''Es importante recordar que esto es la historia de un simple individuo y que no pretende ser una generalización sobre todos los cubanos que vienen aquí'', dijo Ichaso, de 60 años. ``Veo los tres filmes como una trilogía y esta última es el final, en que se explora a los recién llegados, esos pequeños Frankensteins que Castro fabrica y luego suelta en el mundo''.

'Cuando hice El Super, algunos me preguntaron, `¿Por qué, de todos los cubanos exitosos que han emigrado a este país, usted tuvo que escoger a un perdedor, a un antiguo guagüero?' Pero eso precisamente fue lo que me pareció interesante. Estoy listo para una reacción similar con Paraíso pero creo que hay algo de visceral en la película que va a conectar con la gente. Podrá sorprenderlos o herirlos por un segundo, pero luego se van a dar cuenta de que aquí no hay ninguna mentira''.

Filmada enteramente en el sur de la Florida el año pasado, Paraíso se centra en Remigio (interpretado por el veterano actor cubano Miguel Gutiérrez), un exitoso animador radial sorprendido al saber que un hijo que no sabía que existiera, el buen mozo Iván (Adrián Más), había huido de Cuba en una balsa y estaba en Miami.

Confrontado con lo extraño de la revelación, Remigio acoge a Iván en su lujoso condo de Key Biscayne, haciendo todo lo posible por que el joven se sienta en su casa. Iván les cuenta a Remigio y a sus amigos las historias de su viaje y los recuerdos de haber escuchado a su padre en la isla con un destartalado radio que tenía un perchero por antena. Remigio lleva a su hijo a comer al Versailles, donde éste se maravilla del tamaño de las porciones. También le consigue un trabajo como asistente de piscina en un hotel de South Beach.

Pero Paraíso también apunta a un elemento oscuro dentro de Iván --un casual incidente de hurto en una tienda, un fortuito encuentro en una calle de la Pequeña Habana con un adicto a las drogas que alega haber sido su amigo inseparable en la isla-- que se hace más dominante cuando su asimilación confronta problemas.

 ``Iván es la encarnación del Hombre Nuevo de la revolución cubana y cuando llega aquí no sabe manejar los códigos y las normas de otra sociedad. No encajaba allá y no encaja aquí. Está en una especie de limbo, no porque esté equivocado o sea malvado. En Cuba, para sobrevivir, uno tiene que estar luchando constantemente contra el Estado. Hay que ignorar las reglas y robar. Y cuando alguien como Iván llega aquí, piensa que el dinero crece en las matas''.

    


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