El Cable Submarino será una autopista entre Santiago de Cuba y la Guaira
- Publicado por: admin
- 06 / 09 / 2008
El proyecto, sin embargo, no pretende unir a los dos países por
carretera, como pudiera sugerir el enunciado, sino conectarlos por el
fondo del mar a través de dos pares de fibras ópticas, que a pesar de
tener aproximadamente el grosor de un cabello pudieran multiplicar por
3 000 la capacidad de que dispone Cuba hoy día para sus enlaces con el
extranjero.
Para el ingeniero Wilfredo Morales, al frente de la Empresa de
Telecomunicaciones Gran Caribe, asociación mixta surgida con el
propósito de dar vida a este sueño, el empeño es sumamente estratégico
en tanto contribuye a fracturar el muro que durante medio siglo ha
levantado EE.UU. contra nuestro país, el cual lo obliga a depender de
servicios satelitales para sus conexiones con el exterior —más costosas
y vulnerables—, realidad que al parecer olvidó el presidente George W.
Bush cuando en su más reciente arenga anticubana, habló del envío de
celulares a la ínsula.
Telecomunicaciones Gran Caribe, nacida a inicios del corriente año en
virtud de un convenio de asociación entre Telecom Venezuela y la cubana
Empresa de Transporte de Señales de Telecomunicaciones (Transbit)
avanza en los trabajos de proyectos para la obra y en el proceso de
selección de la entidad que asumirá la construcción del sistema.
De tal suerte y de acuerdo con el cronograma pactado —estima Wilfredo—,
la selección del suministrador se ha previsto concluya en agosto
próximo y la colocación del cable a finales del 2009 o principios del
2010, de manera tal que ya en el primer semestre de ese último año el
sistema pudiera iniciar operaciones.
IDEAL INTEGRADOR
La idea de conectar por vía submarina a Cuba y Venezuela va más allá de
la simple colocación de un cable que surque las arenas de La Guaira, se
zambulla en el Caribe, viaje por un costado del arco de Las Antillas y
coquetee con la Fosa de Battle, en el sur del oriente cubano, a más de
5 400 metros de profundidad, tal y como ya ha sido proyectado.
"Este es un trabajo muy complejo tanto por la especialización y el
nivel técnico que requiere, como por una serie de elementos de orden
estratégico y político que confluyen en él, como el tema de las aguas
territoriales, el bloqueo y la búsqueda de suministradores que
cumplan", ilustra Liliana Rivas, coordinadora por la parte venezolana y
enamorada de la obra desde que hace más de un año asumió la
responsabilidad.
Es importante comprender —explica ella— que no se trata de desarrollar
un sistema independiente, la comunicación que entre ambos buscamos no
es solo entre Venezuela y Cuba, sino también con el mundo, y nosotros
como empresa tenemos que asegurar una solución para la cual trabajamos
de manera conjunta en sesiones casi mensuales allá o acá, imprimiéndole
todo el cariño que lleva el propósito para que pueda cristalizar.
A ello habría que añadir que si bien el objetivo primario del proyecto,
hijo de la integración propugnada por la Alternativa Bolivariana para
las Américas (ALBA), es dar conectividad segura a nuestros respectivos
países —abarata y aumenta la capacidad de transmisión de datos, voz y
video—, los expertos consideran que no se descarta, en un segundo
momento, la incorporación al mismo de otros países de la región como
Nicaragua y Haití, para lo cual ha sido diseñada una unidad de
bifurcación en un punto intermedio que pudiera facilitar la pretendida
expansión.
CABLES A LAS PUERTAS DE LA HABANA
Quien observe un gráfico con la telaraña de cables submarinos que
pululan por la región del Caribe y no tenga razones del enfermizo
bloqueo impuesto a Cuba por los Estados Unidos en el giro de las
telecomunicaciones, difícilmente pueda comprender la necesidad de esta
obra.
El ingeniero venezolano Carlos Orfila, asesor del Ministerio de las
Telecomunicaciones y la Informática para el proyecto, asegura por
ejemplo que uno de estos cables (Cancún-Miami) pasa a no más de 32
kilómetros del malecón habanero.
"Si no existiera el bloqueo, conectar a Cuba costaría unos 500 000
dólares, pero las compañías no pueden hacerlo porque nunca reciben el
permiso del Departamento de Estado de EE.UU. por esta circunstancia, o
este pretende imponer condiciones inaceptables para Cuba —opina el
experto—, ha habido varios intentos, los conozco porque he trabajado
durante años en eso, pero los gringos siempre han estado detrás para
que ustedes no puedan conectarse."
Orfila tiene a mano otro ejemplo, casi de connotación novelesca, que
retrata por sí mismo la magnitud del asedio norteamericano contra Cuba:
el trazado inicial del cable entre la Guaira y Santiago, es casi todo
por aguas internacionales, atendiendo no solo a aspectos técnicos y de
costo de la inversión, sino además a los de las fronteras nacionales y
zonas económicas sobre los cuales los Estados Unidos pretenden imponer
sus condiciones, lo cual ha significado el alargamiento del trazado del
cable en alrededor de 100 kilómetros.
A PRUEBA DE TIBURONES
Con una capacidad total de 640 Gigabytes —320 por cada par de fibras— y
tecnología de punta a nivel mundial, el cable Cuba-Venezuela
garantizará independencia a las telecomunicaciones de nuestros países,
algo imposible cuando estas se encuentran a merced de servicios
satelitales, y según refiere el ingeniero Orfila, también ofrecerá
seguridad "a prueba de tiburones".
Como estas profundidades no son comunes en tales proyectos —explica el
experto— se ha previsto usar la llamada "técnica de arco", que provee
al sistema de un revestimiento especial con cuerdas de acero muy finas
y de configuración encorvada, el cual asegura mayor resistencia en el
fondo del mar, donde la presión pudiera lastimar el cable que,
contrario a lo que suele pensarse, en la mayor parte de su trayecto no
supera el grosor del dedo pulgar.
La obra ha sido concebida con un par de fibras expresas entre Cuba y
Venezuela y un segundo par dotado por una unidad de derivación que
permitirá conectar a otros países. Adicionalmente se ha previsto que el
sistema posea restauración, ya que contempla dos segmentos: uno entre
Cuba y Venezuela y otro entre Cuba y Jamaica.
Entre sus fortalezas el sistema cuenta, asimismo, con la experiencia
venezolana en materia de telecomunicaciones, con reconocido desarrollo
en la telefonía celular, la fibra óptica y su inminente debut en
administración de satélites, y con el Backbone (columna vertebral)
desarrollado por Cuba para la expansión de la fibra a lo largo de buena
parte de su territorio nacional.
A todo ello el ingeniero Orfila añade un elemento que, no por
pintoresco, deja de ser sumamente comprometedor para la inversión: los
especialistas que se ocupan en el sistema han determinado que varios
tramos de la línea de 1 550 kilómetros entre Siboney y Camurí precisan
de una cubierta especial que los proteja ante posibles arremetidas de
los tiburones, que según experiencias anteriores, atraídos por los
campos electromagnéticos que genera el paso de la corriente por el
cable, han provocado no pocos dolores de cabeza en otras latitudes.
También es necesario proteger los cables submarinos de la actividades
marítimas en zonas cercanas a las costas como el anclaje de buques y
labores pesqueras.
La conexión por medio de dos pares de fibras ópticas significa un paso
trascendental en la integración de nuestros pueblos del área del
Caribe, pues facilita el intercambio de conocimientos en materia
científico-técnica, económica y de diversa índole, y con ello enfrenta
la constante intromisión cultural de potencias que como Estados Unidos
pretenden imponer su hegemonía.
Así sostiene el ingeniero en Telecomunicaciones Waldo Reboredo Arroyo,
vicepresidente de Telecomunicaciones Gran Caribe S.A., al valorar el
proyecto de comunicación vía submarina entre Camurí, zona cercana al
puerto de La Guaira, Venezuela, y la playa Siboney, en Santiago de Cuba.
El especialista apunta que esta es la primera vez que países de
Latinoamérica asumen la dirección y operación de una empresa de tal
envergadura, sin la participación de las transnacionales que
habitualmente controlan este sistema.
Porque la colaboración conjunta entre profesionales cubanos y
venezolanos no se limita solo a la ejecución del proyecto, sino que
incluye también la administración de la Empresa una vez en
funcionamiento.
Reboredo explica que el empeño se ha asumido con mucho rigor desde el
primer momento por parte de ingenieros, economistas y abogados de Cuba
y Venezuela, en estrecha unión de suministradores internacionales
especializados en este tipo de comunicación.
La obra tendrá utilidad tanto para Cuba y Venezuela como para las
naciones de la región. Nuestro país ofrecerá la posibilidad de
transmitir consultas médicas con imágenes y teleconferencias a
distancia de educación y otros temas. También podrá recibir materiales
variados; todo ello en tiempo real.
Así todos estaremos ganando más independencia política y seguridad en las telecomunicaciones, concluye Reboredo.
Fuente: Granma
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