Los diez secuestradores norteamericanos ya tienen quienes los
defiendan. Pese a que fueron sorprendidos in fraganti al intentar
cruzar la frontera haitiano-dominicana llevándose a treinta y tres
menores de edad sin documento alguno y que mintieron a las autoridades
asegurando que eran huérfanos, de pronto son unos angelitos de Dios,
según El Nuevo Herald y El País.