Una carta dirigida al Instituto Finlay por la Organización Mundial de la Salud en julio del 2006, en la que pedían apoyo para producir millones de dosis de vacunas contra la meningitis, motiva la inauguración, en ese reconocido centro de la Biotecnología cubana, de una planta con capacidad productiva de hasta 100 millones de dosis anuales de componentes activos para esos fines.