Trabajadores agrícolas y fuerzas de otros sectores han recuperado miles de metros cúbicos de leña y madera a partir de los árboles derribados o dañados por el huracán Ike en la provincia de Las Tunas, que, además de ser la más seca y deforestada de Cuba, sufrió graves afectaciones en cerca del seis por ciento de su manto boscoso.