Varias generaciones de artistas cubanos quienes participaron a lo largo de los años en la orquesta estuvieron presentes en el escenario de Symphony Center, incluyendo Ochoa, uno de los miembros originales del famoso conjunto de maestros cubanos que fue formado a mediados de los noventa. Los integrantes de la orquesta originales son una serie de grandes artistas que habían sido protagonistas de la era de oro de la música cubana en las décadas de los años cuarenta y cincuenta. La orquesta se volvió fenómeno inmensamente popular a nivel mundial cuando grabaron su único álbum de estudio en 1997 (producido por Ry Cooder) y fueron el centro del aclamado documental de 1999 del cineasta Wim Wenders.

 Aunque han fallecido ya varias de las grandes estrellas de la orquesta tales como el cantante y guitarrista Compay Segundo, el pianista Rubén Gonzalez, el vocalista Ibrahim Ferrer y el bajo Orlando “Cachaito” Lopez,  la música que creó la Orquesta Buena Vista Social Club con ellos y toca aún el día de hoy, pervive y sigue siendo motivo de deleite para mucha gente de todas las edades,  prueba de lo cual fue que se agotaron los boletos para el concierto de Symphony Center.

Después de que abriera la función el conjunto del joven pianista cubano Roberto Fonseca, quien con gran maestría añadió  a su virtuosidad en las teclas, cantos grabados y solos magistrales en kora en manos de Yacouba Sissoko, los veteranos de la Orquesta Buena Vista Social Club dieron un concierto inolvidable.

Quizás gran parte del público se daba cuenta que podría no volver a darse tal oportunidad. La magnífica vocalista y diva Omara Portuondo, bella y carismática a los 83 años de edad, animaba al público a bailar a la par que dejaba su voz volar por el espacio del auditorio. Ya fuera con el lamento dulce de su bolero clásico “Dos Gardenias”, bailando ella misma unos pasos con Papi Oviedo (maestro del tres cubano) o moviéndose al compás de una versión en cha cha cha de “Quizás Quizás Quizás”, Portuondo dio toda una lección en la elegancia de una era pasada de Cuba y la irresistible fuerza de la música tradicional cubana.

 Los otros tres miembros originales de la orquesta presentes se lucieron a la par de Portuondo, dando muestra de una verdadera virtuosidad musical que poco ha sido opacada por la edad y los años. Barbarito Torres, maestro del laúd cubano, dió amplias muestras de su destreza, añadiendo bellas texturas a las capas de ritmos creados por la orquesta, y Ochoa se lució en sus clásicas canciones como “El Cuarto de Tula”. No faltó la imprescindible versión de “Chan Chan,” tema icónico de la Orquesta, en el que Ochoa cantó, acompañado por la trompeta de Manuel “Guajiro” Mirabal.

Decía Ochoa en nuestra conversación antes del concierto, que la Orquesta Buena Vista Social Cuba había llegado en el momento que tenía que llegar, ya que en los años previos a que se creara, la música tradicional cubana había estado un poco … “olvidada, un poco abandonada, un poco tirada en un rincón…el mundo estaba deseoso, ansioso de oír esa música, ¡al mundo se hacía falta oír eso!”

Al ver al público de Chicago el domingo por la noche, bailando en los elegantes pasillos de Symphony Center y de pie pidiendo el bis, no cabe duda que Ochoa tenía razón.

 

Fuente: ViveloHoy.com