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Una compañía canadiense de bienes raíces que planea construir un centro de golf en Cuba presentó una demanda por $25.5 millones contra PGA of America en Palm Beach, alegando que el grupo bloqueó su derecho a usar la costosa marca en la isla.

La firma, 360 Vox Corp. (anteriormente Leisure Canada) reclama que perdió $20 millones en beneficios anticipados, $5.5 millones en estudios de viabilidad y otros gastos incurridos, y los $80,000 de licencia que pago a PGA Ltd (PGAL) que tiene su sede en Gran Bretaña.

Leisure Canada era una de las 16 compañías extranjeras que se apresuró a proponer centros de golf y marina en Cuba después de que el gobierno anunció que deseaba ampliar las ofertas turísticas de la isla. Ninguna de esas compañías ha comenzado una construcción hasta la fecha.

La demanda alega que PGA of America en Palm Beach, que representa a maestros profesionales de golf y no está relacionada con la marca PGA en Cuba, presionó a PGAL para que cancelara la licencia debido a las críticas recibidas, incluyendo una del blog Capitol Hill Cubans.

Leisure Canada anunció el 14 de marzo del 2011 que había firmado un acuerdo de licencia con PGAL, que tiene el derecho a la marca PGA en Cuba, para el uso futuro de nombres tales como PGA Village Cuba y PGA National Golf Academy Cuba.

Pero tres días después, el blog “sugirió que PGAL estaba usando su marca británica para ‘esquivar las sanciones’” impuestas a Cuba por el embargo comercial estadounidense de medio siglo de antigüedad, de acuerdo con el texto de la demanda.

Al día siguiente, PGA of America, el mayor y más poderosos miembro de PGAL, rechazó cualquier papel en el proyecto en Cuba y cuatro meses después se reunió con funcionarios de PGAL para discutir el tema de la licencia de la isla, destacó la demanda.

“PGA of America armó sólidamente a PGA en Inglaterra, eso fue lo que hicieron”, dijo Glen H. Waldman, el abogado que presentó la demanda de 360 Vox el 9 de septiembre en la corte del Condado Palm Beach. “Ellos cedieron y mi cliente se quedó sin millones de dólares”.

Leisure Canada, que cotiza en bolsa, ha lanzado varios proyectos de construcción en Cuba desde finales de la década de 1990 y una subsidiaria, Wilton Properties Ltd., tiene una empresa conjunta de hoteles con Grupo Hotelero Gran Caribe S.A., propiedad del gobierno cubano.

En el 2010, anunció que actualizaba sus planes para un campo de golf, condominios y una marina en el balneario de Jibacoa, en la costa norte de Cuba, a unas 50 millas al este de La Habana.

Mauricio Claver-Carone, del Comité de Acción Política U.S.-Cuba Democracy, que maneja el blog Capitol Hill Cubans, escribió el viernes que Leisure Canada había estado hablando desde 1999 sobre construir centros de golf en Cuba, pero nunca había comenzado a hacerlos.

“Así que ¿por qué Leisure Canada no… demanda al régimen de Castro?” escribió Claver-Carone. “Haz negocios con una dictadura sangrienta, y luego busca alivio en los democráticos Estados Unidos cuando te timen”.

Cuba provocó una enorme ola de interés de los urbanizadores extranjeros en el 2010, cuando comenzó a decir que consideraba aprobar inversiones extranjeras en centros de golf y marina. La isla comunista tiene ahora un campo de 18 hoyos y uno de nueve para el deporte “burgués”.

Pero sólo cuatro proyectos se informaron en el verano del 2011 que estaban en el grupo que había terminado las negociaciones con el gobierno.

El Ministerio de Turismo mencionó públicamente la aprobación final para uno de los cuatro, el Carbonera Club, un proyecto de $350 millones cerca de la playa de Varadero al este de La Habana propuesto por la firma británica de inversión Esencia.

Los otros tres eran un proyecto español en la provincia occidental de Pinar del Río; una propuesta en la provincia nororiental de Holguín de la compañía canadiense Standing Feather; y la propuesta de Bellomonte por parte de la firma británica Coral Capital destinado a una playa 15 millas al este de La Habana.

La situación actual de Bellomonte es incierta debido a que el director ejecutivo de Coral Capital, Amado Fakhre, y el jefe de Operaciones, Stephen Purvis, fueron liberados de prisión en junio después de una investigación de dos años por corrupción. Ellos fueron juzgados, pero no se supo si fueron absueltos o sentenciados al término que cumplieron.

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