• Publicado por: lena campos
• • La Habana
• 01 / 06 / 2013

---

Una de las más emblemáticas esculturas de la capital cubana, el Cristo de La Habana, muestra hoy una imagen renovada luego de ser sometido a un largo y complejo proceso de restauración.

Una de las más emblemáticas esculturas de la capital cubana, el Cristo de La Habana, muestra hoy una imagen renovada luego de ser sometido a un largo y complejo proceso de restauración.

La imagen de 20 metros de altura, esculpida en Roma por la cubana Jilma Madera (1915-2000), fue inaugurada el 25 de diciembre de 1958, una semana antes del triunfo de la revolución encabezada por Fidel Castro, en una de las orillas de la bahía habanera, sobre la loma de La Cabaña y es visible desde la parte vieja de la ciudad.

La pieza está construida en mármol blanco de Carrara, se apoya sobre una base de tres metros, su peso aproximado es de unas 320 toneladas y está compuesta por 67 piezas que fueron esculpidas en Roma, donde fueron bendecidas por el Papa Pío XII antes de su traslado a la isla.

Considerado como un símbolo de la ciudad, el Cristo de La Habana está ubicado en una elevación a 51 metros sobre el nivel del mar.

lla figura está de pie, con una mano en alto, en gesto de bendecir, y la otra sobre el pecho.

Inferior en unos 12 metros al famoso Cristo de Río de Janeiro, esta obra tiene la singularidad de revelar, como dijo su autora, un rostro que refleja la serenidad y la seguridad en sí mismo.

Luego de evaluar su estado, uno de los retos mayores radicó en mantener la estructura y composición originales, explicó en la reinauguración de la obra Carlos Bauta, ingeniero a cargo de las labores de restauración.

Quisimos intervenir lo menos posible en el diseño original, ser lo más fieles a su estilo y ese requisito implicó el esfuerzo de todo un equipo de trabajo y el apoyo de varias instituciones, como la Oficina del Historiador de la Ciudad, explicó el experto.

Recordó que la escultura recibió el impacto de rayos en varias ocasiones, además de la contaminación interna producto de filtraciones de agua, lo cual obligó a una limpieza exhaustiva y el empleo de inyecciones de resinas consolidantes.

La estatua de mármol fue restaurada en su totalidad, incluida su estructura interna de acero, y tiene una nueva iluminación que la hace más visible en las noches.

La restauración del Cristo estuvo a cargo del Complejo de Museos Histórico-Militares, una entidad de las Fuerzas Armadas, con la colaboración del estatal Consejo Nacional de Patrimonio Cultural.

"La restauración ocurrió en otro siglo ya y con un camino que se renueva en nuestra patria cada vez más en muchos sentidos, en lo económico, pero también en otros órdenes, en este orden mismo de la presencia de la fe religiosa en la cultura del pueblo", dijo el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana.

"Es algo realmente tan novedoso y tan necesario que yo me atreví a decir que es la inauguración de una nueva imagen, porque significa un nuevo tiempo, una nueva época", destacó el cardenal. La presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, Gladys Collazo, resaltó el aporte de Jilma Madera a la tradición escultórica cubana, la cual se ve coronada con el Cristo de La Habana.

La obra está considerada entre las esculturas más grandes creadas por una mujer y desde su emplazamiento en la colina de La Cabaña, frente a la bahía, es visitada cada año por miles de turistas. En la actualidad, a los pies de la estatua hay un parque desde el cual se aprecia una amplia vista de la bahía y la ciudad, un sitio de recreación y también una atracción turística muy visitada cada año.

Fuente: spanish.china.org.cn