Los suelos cubanos llevan 35 años siendo protegidos por la Estación de Suelos Guantánamo, institución científica que ha desarrollado una ardua labor que la ha hecho merecedora de reconocimientos internacionales y ser un ejemplo a seguir para la comunidad científica de la provincia."> Los suelos cubanos llevan 35 años siendo protegidos por la Estación de Suelos Guantánamo, institución científica que ha desarrollado una ardua labor que la ha hecho merecedora de reconocimientos internacionales y ser un ejemplo a seguir para la comunidad científica de la provincia.">

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Los suelos cubanos llevan 35 años siendo protegidos por la Estación de Suelos Guantánamo, institución científica que ha desarrollado una ardua labor que la ha hecho merecedora de reconocimientos internacionales y ser un ejemplo a seguir para la comunidad científica de la provincia.
Entre estos figura el premio Salvando las tierras secas, al cual contribuyó de manera protagónica con la creación del paquete de proyectos tecnológicos dedicado a combatir la salinidad, fenómeno secular del valle guantanamero, principal fuente de alimentos de la sexta urbe más poblada de Cuba.
El mapa de riesgos de degradación de los suelos de Guantánamo figura entre los logros de ese colectivo científico de la región cubana más oriental, la más afectada en el archipiélago por la sequía y otros fenómenos conducentes a la desertificación.
Los investigadores Juan Baisre, Diosnel San Loy, Irina Fuentes y Oscar Borges destacaron en esa obra, concluida a fines de los pasados años 90, cómo es la degradación biológica, entre otras, la que más daña al territorio, al localizarse en casi 600 mil hectáreas, seguida de la química, diseminada en la tercera parte de esa extensión.
La erosión eólica, la salinidad y diversos fenómenos físicos afectan también en Guantánamo la integridad del suelo, el único cuerpo natural que contiene todos los elementos químicos de la clasificación y tabla periódica de Mendeleiev.
Otros documentos cartográficos confeccionados en el territorio constituyen valiosos instrumentos en la defensa del entorno, incluidos los mapas de salinidad del valle de Guantánamo y el esquema detallado de desalinización, este último con la asesoría del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos.
Esas obras figuran entre las acciones coordinadas para detener el avance de los mencionados procesos nocivos, y forman parte del programa de rehabilitación de la franja costera Caimanera-Maisí, considerada la zona más árida del archipiélago por el notorio predominio de la evaporación sobre las precipitaciones.
La sequía es período de condiciones anormalmente secas, lo suficientemente prolongado para que la escasez de lluvias provoque el desequilibrio hidrológico.
Por su parte, la desertificación se asemeja a la enfermedad de la piel: áreas empobrecidas surgen a miles del kilómetros del desierto más cercano, crecen, se unen y hacen desaparecer formas de vida antes florecientes.
Esta última, a diferencia de la sequía (situación anómala, efecto del clima), se debe a la actividad humana, principalmente a prácticas agrícolas incorrectas, con efecto funesto en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, mientras la sequía es la situación anómala del clima.
Un puñado de suelo, medida no contemplada ni en el antiguo Sistema Métrico Decimal, ni en el vigente (Internacional de Unidades) contiene más seres vivos que personas existieron en la tierra: alrededor de mil millones de bacterias, miríadas de nemátodos y 25 kilómetros de tejido fungoso.
Tal es la importancia que reviste para el medio ambiente y el ser humano salvaguardar ese cuerpo natural para las generaciones futuras, y que las actuales puedan utilizarlo sosteniblemente.

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