• Publicado por: Luis Manuel Mazorra
• • Ciencia y Tecnología
• 03 / 28 / 2012

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El próximo mes de mayo la provincia occidental Pinar del Rio acogerá el primer festival dedicado a las tortugas marinas que se organiza en Cuba. Específicamente las actividades se desarrollarán en La Coloma, comunidad pesquera ubicada cerca de las regiones donde hacen sus nidos estos animales.

La festividad busca contribuir a la preservación de esos reptiles en los cayos de San Felipe, al sur del archipiélago, lugar preferido por los antiguos habitantes del océano para poner sus huevos, comentó a Prensa Latina Eliseo Luis Peraza, uno de los coordinadores de la iniciativa.

Durante la peculiar fiesta, auspiciada por el Fondo Mundial para la Naturaleza, y otras organizaciones afines, tanto los pescadores como sus familiares podrán asistir a conversatorios sobre las amenazas a las que están expuestas esas criaturas, en peligro de extinción, agregó.

Un concurso de décimas inspiradas en la protección de las tortugas animará la celebración, la cual incluirá también competencias de máscaras y disfraces.

Mediante dibujos, pinturas y artesanías -explicó Peraza-, los niños, jóvenes y adultos del poblado costero recrearán el hábitat y la forma de vida de los animales, venerados otrora por algunas culturas que los denominaban pescados con escudos. En el Parque Nacional Cayos de San Felipe desovan de mayo a septiembre tres especies de tortugas marinas(carey, caguama y verde), al amparo de proyectos conservacionistas.

El conteo y la protección de las nidadas hasta el momento de la eclosión es una de las acciones lideradas por los expertos del lugar, junto a la labor de educación ambiental en comunidades cercanas al área.

Cayo Real, resulta el más visitado por los reptiles, avistados con frecuencia también en Cayo Coco, Sijú y Juan García.

La Reserva de la Biosfera península de Guanahacabibes, es otro de los sitios de esta occidental provincia -140 kilómetros al oeste de La Habana- a donde arriban los quelonios.

Allí son esperados en las playas por lugareños, científicos y estudiantes, quienes cuidan a las hembras y sus nidos durante la etapa de desove, además de vigilar a los recién nacidos hasta que son devueltos al mar.