27 de septiembre de 2011, 10:27Por Adalys Pilar Mireles. Artemisa, Cuba, 27 sep(PL) Testigos del auge de la caficultura en la región, los fragmentos de las edificaciones, se abrazan a la exuberante floresta, que los protegió hasta ahora de los desafueros del tiempo.Fundadas en los siglos XVIII y XIX por inmigrantes provenientes de las entonces colonias galas del Caribe, las residencias y complejos fabriles resultaron demolidos tras la quiebra de esa variante productiva aquí.

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27 de septiembre de 2011, 10:27Por Adalys Pilar Mireles. Artemisa, Cuba, 27 sep(PL) Testigos del auge de la caficultura en la región, los fragmentos de las edificaciones, se abrazan a la exuberante floresta, que los protegió hasta ahora de los desafueros del tiempo.Fundadas en los siglos XVIII y XIX por inmigrantes provenientes de las entonces colonias galas del Caribe, las residencias y complejos fabriles resultaron demolidos tras la quiebra de esa variante productiva aquí.

Al amparo de la Sierra del Rosario, Reserva de la Biosfera, las ruinas de cafetales franceses deslumbran hoy a visitantes cubanos y foráneos, atraídos por la historia de cada silueta del pasado.

En Las Terrazas, comunidad declarada primer ecomuseo de la isla, los vestigios de esas obras animan la ruta del turismo.

Entre las cimas, el recorrido por las ruinas se complementa con la visita al Buena Vista, hacienda erigida en plena colina y que puede ser nuevamente apreciada luego de una rigurosa reconstrucción, comentó a Prensa Latina Analia Piña, investigadora y directora del museo local.

Los recién llegados pasean por el sitio donde estuvo la casona que sirvió como vivienda a los propietarios y el área destinada otrora al procesamiento del grano.

Perduran también paredes asociadas a la existencia en esos predios de un barracón para los esclavos.

La observación de aves (más de 100 especies habitan en la zona) es otra de las opciones para los viajeros quienes suelen presenciar la majestuosidad de un entorno natural casi virgen desde los balcones del Hotel Moka, suerte de mirador.

Muy cerca el museo, convertido ahora en centro de referencia, enriquece la información sobre el origen de Las Terrazas, pintoresca localidad distinguida por su arquitectura asida a la montaña.

Esa sala expositiva atesora una colección de frascos de perfumería, farmacia y licores, hallados en la demarcación durante excavaciones arqueológicas, precisó Piña.

Integrantes del ajuar de los cafetales -añadió-, las piezas son consideradas como uno de los más valiosos fondos de la institución, junto a la colección de fragmentos de vajilla del siglo XIX obtenida también en el transcurso de investigaciones.

Retocar los restos de las construcciones de aires europeos es afán de expertos y lugareños, labores que persiguen contribuir a la preservación de esas reliquias y ampliar el itinerario asociado a las huellas de los franceses que arribaron a Cuba a raíz de la revolución haitiana (1791-1804).

Con unos mil habitantes, Las Terrazas es la única experiencia cubana de desarrollo rural sostenible sustentada en el turismo.

Inaugurada el 28 de febrero de 1971, la comunidad se alimenta de sus propios frutos, pues parte de las ganancias generadas en ese paraje se invierte en función de las necesidades de sus pobladores.

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