Por PETER ORSI. The Associated Press. LA HABANA -- Bajo luces fosforescentes y un ventilador de techo que no le hace ni cosquillas al calor de una mañana del verano habanero, Emiliano Nelson Guerra dibuja un molde en una tela de algodón rosada y corta cuidadosamente los bordes.Mientras fuma un puro, explica el significado de la guayabera, la camisa holgada, de cuatro bolsillos que es un símbolo de elegancia en esta isla tropical donde el traje y la corbata pasaron al olvido.

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Por PETER ORSI. The Associated Press. LA HABANA -- Bajo luces fosforescentes y un ventilador de techo que no le hace ni cosquillas al calor de una mañana del verano habanero, Emiliano Nelson Guerra dibuja un molde en una tela de algodón rosada y corta cuidadosamente los bordes.

Mientras fuma un puro, explica el significado de la guayabera, la camisa holgada, de cuatro bolsillos que es un símbolo de elegancia en esta isla tropical donde el traje y la corbata pasaron al olvido.

"La guayabera es la prenda típica del cubano", declaró Guerra. "Si es nuestra imagen, siempre hay que buscar que quede lo mejor posible. Eso es lo fundamental".

Guerra, un hombre de 49 años con cabello cuidadosamente cortado, que empieza a escasear, es quien hace las guayaberas de las estrellas. Sus amigos lo conocen como Nelson y durante las últimas dos décadas se ha afirmado como el principal diseñador de guayaberas de Cuba, cuyo gobierno declaró el año pasado esa prenda el atuendo formal para los actos oficiales.

Ha confeccionado a mano camisas para luminarias internacionales, desde Harry Belafonte y Sting hasta Hugo Chávez y el Príncipe Alberto de Mónaco. Ha exhibido sus diseños en distintas muestras. Sus guayaberas fueron usadas por figuras famosas de la música cubana, incluidos Chucho Valdés y el finado Compay Segundo, del Buena Vista Social Club, así como por extranjeros adinerados y las principales figuras del gobierno cubano.

"En una ocasión hice una guayabera para el comandante Fidel", relató, aludiendo a Fidel Castro, quien es más afecto a los uniformes militares.

Guerra recuerda la primera vez que vio al actor estadounidense Danny Glover, quien tiene estrechos lazos con Cuba, hace una década en un festival de cine en La Habana. Le preguntó qué camisa usaba y resultó ser una prenda artesanal africana. El diseñador se puso a trabajar en una magnífica camisa bordada que le dio a Glover la última noche del festival.

"Se la estrenó inmediatamente", aseguró. "Se quitó la que tenía y se puso esa. Me dijo 'excelente'".

Al año siguiente el actor volvió a la isla, sin la guayabera.

"No traía esa y me dijo '¡quiero otra!", expresó Guerra, riéndose. Indicó que ya le ha hecho tres guayaberas a Glover.

Amparados en una ley que permite a artistas y artesanos operar independientemente, Guerra y sus tres colaboradores fabrican entre 80 y 100 guayaberas al mes.

En un país donde el sueldo mensual promedio es de unos 20 dólares, las venden en los hoteles y los negocios de turistas. Una de mangas cortas, informal, cuesta 49 dólares y la guayabera formal, de manga larga, se vende a 100. También recibe órdenes de guayaberas hechas a medida, las cuales cobra hasta 229 dólares.

Recientemente le llegó una orden especial a Guerra: 150 guayaberas de mangas cortas para vestir a los miembros de la Filarmónica de Nueva York, con un costo de 40 dólares por prenda.

"Nos mostró una serie de diseños muy creativos y hermosos. Partió de la idea de una guayabera tradicional y le dio un toque más moderno", comentó Eric Latzky, vocero de la Filarmónica que conoció a Guerra hace varios meses en La Habana.

La presentación que debía hacer la orquesta en Cuba este año fue suspendida por cuestiones logísticas, pero Guerra dice que la demanda de sus guayaberas es tal que podrá vender las 90 que ya había hecho en uno o dos meses.

De todos modos, como todo artista, lamenta que sus camisas no sean lucidas en un escenario.

"Es importante ver tu trabajo ya en el final, en el lugar que se iba a dar uso", declaró. "Ver la orquesta vestida, incluso un músico que usa una talla cinco-XL... Nunca lo he visto, pero debe ser un hombre gigantesco por la medida de la talla".

Guerra está haciendo guayaberas para el músico de salsa de Miami Isaac Delgado, quien luce prendas de la E'Nelson Collection desde la década de 1990, para su nuevo álbum y para una gira por Europa. Guerra muestra con orgullo un modelo: Frente blanco, con la espalda en rojo, blanco y azul, los colores de la bandera cubana.

"Es tremendo diseñador, tiene muy buen gusto", expresó Massiel Delgado, esposa y asistente del cantante.

Guerra abrió su taller en la Habana Vieja a mediados de los 90 con diez diseños. Hoy cuenta con más de 100.

En las paredes hay moldes y fotos del diseñador con Glover, Sting y Compay Segundo. En otra sala, arriba de una máquina de coser Singer de principios de 1900, cuelga un cuadro de la Madonna mirando a tres personas en el mar, remando.

Guerra dijo que la guayabera cubana fue dejada de lado tras la revolución de 1959, ya que no había telas finas y cambiaron los gustos. Hubo una invasión de guayaberas estilo Yucatán y camisas de fábrica. Las guayaberas hechas a mano prácticamente desaparecieron.

"Hubo tiempo cuando no se hablaba de la guayabera. De hecho los jóvenes, que aun muchos siguen con esa idea, pensaban que la guayabera era para que usaran los viejos o los gordos", manifestó.

Guerra quiere cambiar eso y se presenta en programas de radio y televisión para promover la guayabera como un símbolo de identidad nacional. Incluso escribió un son. "Es la guayabera/nuestra prenda nacional", dice el estribillo.

"He visto muchos trabajos que realmente dejan mucho que desear", afirmó Guerra. "Entiendo que muchas personas necesitan ganar dinero. Pero hay que ganar dinero tratando hacer algo bueno, ¿no?".

La redactora de AP Gisela Salomón colaboró en este despacho desde Miami.

Fuente: //www.elnuevoherald.com/2011/06/21/v-fullstory/965006/

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