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Se trata de Luis Amado Blanco, Regueral y Ortega, maestros del relato corto en la distancia.

«Ya sé que puedo ayudar muy poco, pero puedo morir, y eso ya es bastante», decía Pepín el zapateru, el personaje central de uno de los cuentos del escritor Luis Amado Blanco, asturiano en el exilio de Cuba, que ayer fue recordado por el profesor cubano de Literatura Jorge Domingo Cuadriello, durante la jornada de clausura del Congreso internacional «Setenta años después. El exilio literario español de 1939», en la Facultad de Filología.

Cuadriello reivindicó la obra de tres asturianos, maestros de la narración corta, que encontraron en tierras caribeñas acomodo existencial tras el desastre de la Guerra Civil. Junto a Luis Amado Blanco, los participantes en el congreso pudieron acercarse a la obra de José Ramón González-Regueral y a la de Antonio Ortega. Y lo hicieron a través de tres cuentos que tienen en común Asturias y la guerra.

Pepín era mulato, entrado en años, viudo y con tres hijas, y en la narración de Blanco se le sitúa en Avilés, junto a voluntarios republicanos, dispuesto a defender en el frente de batalla lo que era indefendible. «La narración de Pepín el mulato es un homenaje a los héroes anónimos que hay en cada guerra», dijo Cuadriello. «Un solo tiro», presiente Pepín, «y como Martín, hacia la gloria, aunque nadie grabe mi nombre en el mármol».

La misma heroicidad que la de José García, el personaje del cuento «La huida», del gijonés Antonio Ortega. García es un emigrante a Nueva York que, cuando estalla la guerra, se cree en el deber de regresar «movido por un idealismo casi suicida».

Desembarca en Ribadesella, asume que no ha disparado un tiro en su vida, resulta herido en el frente de Villaviciosa y llega al puerto de El Musel casi agonizante en compañía de tres jóvenes combatientes. Él muere a bordo del buque que salva a los
demás.

«Aquí comencé y aquí voy a terminar», dice el veterano José García recordando su pasado asturiano. «Me quedan de vida unos días maravillosos, y después arderé en la hoguera de España».

El protagonista de la tercera historia se llama don Anselmo, solterón empleado de la Compañía del Gas y simpatizante de la CNT. Aparece en el cuento «¿Dónde está el Tin?» y lo escribió el periodista José Ramón González-Regueral (Gijón, 1924).

Fuente: www.lne.es

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