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• 11 / 12 / 2009

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Eusebio es un hombre de todos los escenarios y mundos posibles, también el de la música.

El Premio de Honor Cubadisco era una deuda que teníamos. Cuando meses atrás, con sano orgullo, le comuniqué la decisión del Comité del Premio, me dijo con sincera humildad: "Pero si yo no soy de la farándula, no soy de ese mundo". Entonces le expliqué que es una distinción que se otorga "a personalidades cubanas o extranjeras y a instituciones que hayan hecho contribuciones excepcionales a la creación, promoción y a realizaciones de gran significación artística y cultural". Sin lugar a dudas, Eusebio es un hombre de todos los escenarios y mundos posibles, también el de la música.

Pienso que él es uno de los hombres que mejor ha interpretado siempre el pensamiento de Fidel. Es un ser humano de la pluralidad, pero ante todo de la lealtad.

Mientras otros podían sentarse a esperar asuntos de plantillas, procedimientos o absurdas regulaciones, creó agrupaciones musicales y de las artes escénicas, de altísimo nivel, y restauró los lugares donde harían sus ensayos y presentaciones, haciéndolos dueños de sus proyecciones artísticas.

Una de ellas, Ars Longa, dirigida por Teresita Paz, ha obtenido siete Premios Cubadisco, incluyendo el Gran Premio en el 2003, con el álbum que rescata la obra de Esteban Salas, introducida por una profunda investigación de la musicóloga Miriam Escudero.

Recientemente se fundó el Liceum Mozartiano, que dirige el pianista y productor musical, Ulises Hernández, ganador de varios lauros en Cubadisco, incluyendo dos Grandes Premios.

No debe olvidarse tampoco el espacio facilitado al Teatro Lírico nacional y su resuelto apoyo a la restauración del Instituto Superior de Arte.

Creó un sello discográfico, La Ceiba, para recoger ese sonido que al decir de Leo Brouwer, se pierde en el mismo instante que se produce. Comprendió también la afirmación de Silvio Rodríguez: "Para un músico, una grabación es como garantizar la posteridad". La emisora Habana Radio, dirigida por Magda Resik, se distingue por la excelencia de su programación musical.

La portentosa Basílica Menor de San Francisco, el Oratorio San Felipe Neri y la antigua Iglesia de Paula son templos para la promoción de nuestra mejor cultura sonora. En esos ámbitos se respira la cultura del detalle.

Es especialmente significativo el apoyo brindado a la restauración del Museo Nacional de la Música, incluso asignándole otro espacio para que no detuviera sus labores, el cual con posterioridad fue cedido al Museo definitivamente, junto a la entrega de la casa donde nació el poeta Julián del Casal, que se convertirá en la Biblioteca y Archivo de la Música Odilio Urfé.

Con tales argumentos, la comunidad musical cubana y la familia del disco sienten a Eusebio Leal como uno de los suyos. ¿Cómo no hacer justicia premiando a un creador?

Toda Cuba admira la magna obra de uno de nuestros más inquietos creadores e investigadores, Eusebio Leal ya se ha ganado un lugar en la historia.

Fuente: cubarte.cult.cu