La afamada espelunca, cuya antigüedad está ubicada por especialistas en 300 mil años, fue descubierta por azar en 1861 y abierta al público un día como hoy en 1862.

La Gran Paleocaverna tiene una extensión estudiada de 24 kilómetros, sin embargo la ruta tradicional para los visitantes es de mil 500 metros y una duración de 45 minutos.

Situada en una de las suaves colinas que bordean la majestuosa bahía de Matanzas, a 100 kilómetros al este de la Habana, su formación vedette es una estalactita de 12 metros de altura con 32 siglos de vida denominada el Manto de Colón.

Dividida en cuatro sectores, los salones de la gruta están tapizados de estalactitas, estalagmitas y helictitas, estas últimas de caprichosas formas horizontales.

Diseñados por la naturaleza y bautizados por el hombre se hallan el túnel del amor, la capilla de los 12 apóstoles, la garganta del diablo y los templos a San Pedro y Gótico.

También se incluyen entre las propuestas a los visitantes las salas del coco rallado y de la bendición, y las fuentes del matrimonio, del divorcio y de la juventud.

Destaca la formación nombrada El Jarrito, todo un jardín de cristal por las estalactitas y figuras excéntricas creadas por la naturaleza.

A su singular belleza y valores espeleológicos, Bellamar agrega una sala de imágenes tridimensionales con tecnología digital que permite mostrar videos en realidad virtual de galerías y formaciones en entornos frágiles y de difícil acceso.

(PL)