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Cuba Holguín Al Cine Pobre lo seguira convocando Humberto Solas
Perrugorría es uno de los actores cubanos más reconocidos internacionalmente, luego de su célebre actuación en Fresa y Chocolate, el filme que estrenaran en 1993 Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío.

Visitó varios sitios emblemáticos para la tierra del Festival de Cine Pobre, que fundara el cineasta Humberto Solás en 2005. Observó los daños naturales que Ike causara en la zona: construcciones de la Villa Blanca arruinadas por los fuertes vientos, hombres y mujeres afligidos por la situación.

También fue hasta lugares como la comunidad El guirito y la playa Caletones, un paisaje que dejó boquiabiertos a todos cuando vimos las primeras imágenes del lugar después del paso del meteoro.

Perrugorría y los amigos que le acompañaban (el cineasta Pavel Girout, el actor Rafael Lahera…) habían llegado con una donación para el pueblo. También vinieron para encontrar entre la ciudad y su gente el recuerdo del recién fallecido cineasta Humberto Solás, quien hace sólo cinco meses se había paseado por allí durante la última edición del Festival.

El presidente del Consejo de las Artes Plásticas en Holguín, Julio Méndez, le aseguró al actor que se proyecta un conjunto escultórico para rendir tributo a la memoria del cineasta. Pronto se llamará a una campaña de recogida de bronce entre gibareños e interesados. Lo ha escrito alguien en el libro de condolencias que se colocó en la ciudad maritima: “Para Solás, Gibara es la cuarta Lucia”.

¿Por qué eres cabeza en este movimiento que busca continuar la obra de Humberto Solás? ¿Por qué este interés específico en Gibara?

Debo hacer una pequeña historia. Estábamos en el Festival de Cine de Toronto, Canada, Carlos Varela y yo. Había ido con la última película de Juan Carlos Tabío. Mi viaje a La Habana debió retrazarse con el segundo ciclón, del cual nos empezaron a mandar noticias. Y nos llegan fotos de Gibara. Con ellas recordamos los días del rodaje de Miel para Ochún, los festivales a los que pudimos asistir, la generosidad del pueblo de Gibara… Entonces, dije: ¿qué podemos hacer por esa gente?

Se nos ocurrió la idea de crear una galería virtual, convocar a los pintores para que pusieran un cuadro. No sólo se convocó a artistas cubanos, sino de cualquier parte. Con ese dinero recaudado queríamos ayudar a la restauración de Gibara y así darle continuidad a la obra de Humberto.

Esa fue la primera tragedia, el ciclón que pasó por allí. Después supimos la triste noticia de la muerte del maestro, que es uno de los pilares del cine cubano y de mi vida. Ello le dio más sentido a lo que estábamos haciendo por el pueblo de Gibara. Lo hacíamos porque era una zona que conocíamos por él, él nos enseñó a amar a Gibara, nos llevó hasta Gibara. Convocó a muchos artistas y sensibilizó a la gente con el Festival.

Nos pareció que hacer esto era una manera de rendirle tributo. Empezamos a trabajar en la creación de la galería. También queríamos venir a Gibara para decirle a los gibareños que Humberto iba a seguir entre ellos y que el Festiva continuaría. Antes hicimos una recogida entre artistas, en los barrios y entre los amigos para traer una pequeña donación que dejamos allí. También fuimos con un documental sobre Humberto Solás. Transmitimos un mensaje de continuidad de su obra.

¿Qué Gibara encontraste esta vez?

Gibara es mágica y contra la magia no pueden ni los ciclones, ni el viento. No hay inclemencia de la naturaleza y del hombre que puedan con la magia. Esa magia está viva en la ciudad, en la gente. En medio de todas las cosas que han pasado sigue ahí. Lo más bonito son las cosas que nos han dicho, cómo han sentido la muerte de Humberto. Gente humilde se han acercado para decirlo. Algunas lo han perdido todo, pero la magia sigue intacta.

¿Profesionalmente, qué le debes a Humberto Solás?

He sido muy afortunado. Trabajé en las dos últimas películas de los dos grandes maestros del cine cubano. Primero, con Titón gracias a Fresa y Chocolate y Guantanamera, también dirigida por Tabío, pero hablamos de los que no están. Después, trabajé con Humberto Solás. Ahora mismo estábamos metidos en el proyecto de una próxima película. He estado también desde cuando el Festival era sólo un sueño.

Empezó con la propia idea de Humberto de empezar a hacer cine digital, de bajo presupuesto. Vi nacer el Festival desde la experiencia práctica. Sus películas, aunque de grandes presupuestos y de gran factura, buscaron otra salida. Cuando no hubo dinero, su necesidad de contar historias lo hizo asumir la realidad del momento. Se puso a la altura de su tiempo. Una enseñanza para los más jóvenes. Pensó en el futuro de quienes venían detrás. Y no sólo les dijo: “vamos a hacer un cine barato”, sino: “vamos a crear un espacio para ese cine”, para competir, reunir nuestros trabajos.

¿Qué importancia le ves ahora al Cine Pobre?

Para el cine cubano ha sido muy importante. Ha sido la posibilidad para una serie de películas, documentales que no tenían espacio dentro del Festival de Nuevo Cine. Es un lugar donde se ha aglutinado la gente joven que ve el cine desde otra perspectiva, más lejos de la industria y más cerca de los sueños de un creador.

¿Qué sucederá con el Festival ahora, teniendo en cuenta la propia seguridad que le trasmitía Humberto Solás?

Continuará. A los grandes hombres su obra siempre los mantiene vivos. Y Solás será siempre el presidente del Festival de Cine Pobre, ahora con el nombre de Festival de Cine de Humberto Solás. Él será siempre la figura que convoque a los cineastas, a los pintores y músicos para llegar a Gibara. Seguro que cuando estemos en Gibara vamos a sentir su presencia.

¿Podrías llegar a ser presidente del Festival?

Es imposible para mí, por el trabajo que tengo. Estaré, no al frente, pero sí al lado del Festival, defendiéndolo igual.

(Ahora.cu)

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