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 Mensaje del obispo de Guantanamo Cuba ante la fiesta de la Virgen de la Caridad
Queridos hijos e hijas de esta amada provincia:

Con esta canción tan nuestra he querido comenzar estas palabras con motivo de la fiesta de la Virgen de la Caridad del Cobre, el próximo lunes 8 de septiembre. El Cobre es ese pequeño pueblo situado a pocos kilómetros de Santiago de Cuba que se ha convertido, desde 1612, en un punto de referencia en Cuba, por estar allí el Santuario que custodia la bendita imagen de la Virgen de la Caridad, la Patrona de Cuba.  

Desde entonces, El Cobre ha venido a ser, para la gran mayoría de los cubanos, una meta a alcanzar. No importan las dificultades del transporte, los problemas de salud, las distancias o las limitaciones económicas... La presencia de los cubanos en El Cobre ha sido como una gota de agua permanente, como una pequeña pero constante llama de amor, de inalterable devoción de los hijos a nuestra Madre del cielo. La Virgen de la Caridad ha sido un regalo de Dios para Cuba. ¡Cuántos cubanos sueñan con poder ir un día al Cobre para conocer y saludar a la Virgen!

Mucha razón tuvo quien afirmó que "ir al Cobre y visitar a la Virgen de la Caridad ha sido y es para los cubanos una dicha, una experiencia única y una gracia que no se olvida nunca... Es ir a un lugar donde se olvidan las diferencias y rencillas y nadie se hace el valiente, donde se palpa una presencia viva y se espera siempre algo nuevo, algo sorprendente, incluso el milagro". No se podrían calcular cuántos millones de cubanos, a lo largo de estos cuatro siglos, han hecho el camino del Cobre para saludar a la Virgen, para suplicarle su intercesión, para agradecerle las bendiciones recibidas de Dios a través de sus manos o para cumplir una promesa... El del Cobre ya es un camino que cumplirá próximamente 400 años. Por ello, el músico cubano Jesús Llanes compuso un "Canto a la Caridad" en el que se repite esta frase: "Por el camino viejo del Cobre marcha un buen hombre buscando a La Caridad". Les propongo escuchar algunas estrofas. La música es muy cubana y sé que les gustará.

Queridos hijos e hijas: ¿Fue casualidad, o más bien providencia de Dios. que la nave en la que arribó a Cuba el gran almirante Cristóbal Colón tuviese por nombre el de "Santa María"? ¡Cuántos pueblos de Cuba, cuántas iglesias, cuántas personas, llevan por nombre el de la Virgen o alguna de sus advocaciones: María, Fátima, Milagros, Mercedes, Guadalupe, Concepción, Pilar, Altagracia, Inmaculada, Carmen, Asunción, Lourdes, Rosario, y por supuesto, Caridad! ¡Cuantas personas tienen en sus casas, o llevan consigo, una medalla o una estampita de La Caridad! ¿Cómo olvidar que la primera villa fundada en Cuba tiene el hermoso y encantador nombre de "Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa"? ¿y que otra de las siete villas establecidas se llamase "Santa María del Puerto del Príncipe"?¡Cuántos cubanos de toda clase, raza, ideología, van a rezar diariamente al Santuario del Cobre! El canto afirmaba: "Convoca la Virgen bella a todo el pueblo cubano que marcha,  unido de manos,  por el camino del Cobre". Ella es signo de unidad para nuestro pueblo.  

A nosotros nos corresponde ser agradecidos con ella. Escuchábamos en el canto: "Llegaré para darte muchas gracias...con este ramo de flores... en nombre de mi familia... en nombre de mi mamá. ¡Muchas gracias, Virgencita!". Y junto con las gracias también debemos esforzarnos en imitar a la Virgen. Ella puso a Dios en el primer lugar de su vida. Ella no perdió su confianza en Dios en los momentos de dificultad. Ella fue la primera en cumplir las enseñanzas de Jesucristo. Ahora nuestra tarea es ésta: amar como ella, mucho y bien. "Mucho" quiere decir: cuantas más veces pueda amar, mejor. Y "bien" es la invitación a que nuestro amor sea "del bueno", no de esos falsos amores "para quedar bien", o "de cumplimiento" (cumplo y miento).

El bello canto que nos ha servido de reflexión nos dice cómo debemos ser los hijos de la Virgen de la Caridad: "El odio no cabe en mí, ahora puedo perdonar. ¡Qué bueno es poder amar sin prejuicios ni rencores!". Que ojalá esa enseñanza sea vivida en cada hogar cubano, en cada centro de trabajo, en cada comunidad. Que sepamos olvidar las ofensas que se nos hayan hecho... que sepamos perdonar y pedir perdón para poder rezar sinceramente: "perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Que la Virgen nos ayude a sanar las heridas que haya en nuestra memoria. Les confieso que el año pasado, mientras miraba asombrado la enorme cantidad de pueblo que participaba en la Procesión con la Virgen de la Caridad en Guantánamo, me convencía aún más de que será la devoción a la Virgen de la Caridad la que ayudará a nuestro pueblo a superar odios, prejuicios, discordias y venganzas. En esa Procesión todos íbamos con la mirada puesta en la Virgen, y todos rezábamos: "Ruega por nosotros, pecadores", y todos cantamos nuestro Himno Nacional. Es mucho lo que puede y debe hacer la Iglesia cubana en aras de la unidad de los de aquí con los de allá, y de los de aquí con los de aquí.  

¡Pidamos a la Virgen por tantas familias de Pinar del Río y la Isla de la Juventud que sufren las consecuencias del reciente huracán y a las que todos debemos dar nuestra ayuda fraterna! ¡Recemos también por la unidad de nuestras familias, para que los hijos estén donde estén sus padres, y las esposas estén donde estén sus esposos! ¡Que desaparezca el miedo de las familias cubanas a tener más hijos para que en Cuba haya muchos más partos que abortos! ¡Pidámosle a nuestra Virgencita su intercesión para que las cosas mejoren, y que los niños cubanos no sufran el divorcio de sus padres! ¡Que la economía familiar se recupere para que ningún cubano pase necesidad! ¡Que nuestros ancianos se sientan útiles y amados y sigan haciendo sus ejercicios en nuestros parques! ¡Recemos a la Virgen para que cada niño o joven cubano siga teniendo garantizada su escuela, y para que cada maestro sepa respetar las creencias religiosas de sus alumnos! ¡Que los jóvenes guantanameros respondan valientemente a la llamada que les hace Jesucristo para ser sacerdotes o religiosas! ¡Que nuestras comunidades sin templo, especialmente aquellas de las montañas, puedan hacer realidad su sueño de poder construir, más temprano que tarde, su pequeña iglesia! ¡Y que la Virgen de la Caridad nos ayude a descubrir esas "pequeñas cosas" que cada cubano podría hacer para hacerles la vida más fácil a los demás cubanos.  

Sólo me resta invitarlos a las celebraciones que habrá en cada comunidad este 8 de septiembre o en los días cercanos. Nuevamente tendremos este año en la provincia, Dios mediante, cuatro Procesiones en honor de la Virgen de la Caridad. La de la ciudad de Guantánamo será pasado mañana, domingo 7 de septiembre, a las 7 de la noche, saliendo de la Iglesia de la Milagrosa, en la calle Paseo, hasta la Iglesia Catedral, en el Parque Martí. Y las de Baracoa, Imías y San Antonio del Sur serán el próximo lunes 8 de septiembre, a las 7 de la noche. ¡Preséntenle a la Virgencita en las Procesiones de ese día a sus hijos y nietos y pídanle su protección para ellos!  
Aprovecho la ocasión para decirles que, si alguna familia no tiene todavía en su casa la Biblia del Niño, puede venir al Obispado, en la calle Paseo, hoy viernes 5 (de 2 a 5 de la tarde) y mañana sábado 6 (de 8 a l2 del día) y se la podremos regalar.

Pido a la Virgen de la Caridad que consiga muchas bendiciones de Dios para cada uno de sus hijos cubanos, los que estamos aquí y los guantanameros que viven o trabajan en otros países. Que la Madre de Cuba proteja también a nuestros hermanos de otras religiones. Que la Virgen de la Caridad inspire a las autoridades del país para que todas las decisiones que tomen tengan la bendición de Dios y sean siempre para el bien de nuestro pueblo. Que Ella cuide de manera especial a los niños, ancianos, presos, enfermos, a los que viven solos, a los que se sienten tristes o abandonados, y a los que se alejaron de la Iglesia y quieren volver a ella pero no saben cómo hacerlo.

Y que la bendición de Dios Todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre cada uno de ustedes y los acompañe hoy y siempre. AMÉN.  

(Zenit)

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